Terapia educativa cognitivo-conductual
La amistad como fuente de bienestar o malestar emocional
Las personas somos seres sociales por naturaleza. ¿Qué significa esta afirmación?. Es sencillo, todos las personas necesitamos del otro para desarrollamos, progresar, aprender.
A lo largo de su vida, nuestro hijo/a formará parte de distintos grupos y se relacionará constantemente con otras personas. Junto a la familia, los amigos son los principales agentes de socialización. Ambos ejercen una influencia significativa e influyen en su crecimiento. Pero ¿cuáles y cuándo son más importantes y ejercen más influencia? Y por otra parte, ¿todas son igual de valiosas y beneficiosas para los niños?
Damon (1977) explica en sus trabajos que el concepto de amistad y la interacción con otros niños evoluciona. Así pues, nos encontramos con los siguientes niveles:
Como hemos comentado anteriormente, las primeras relaciones con otros niños/as de edad similar tienen lugar en el contexto familiar: con los hermanos/as, primos, etc. Más tarde serán los compañeros/as de clase con quienes se relacionarán más habitualmente y es, en este contexto escolar, donde surgirán las primeras amistades y también los primeros conflictos y dificultades.
En consulta acuden un gran número de padres preocupados por ¿dos situaciones en lo relativo a este tema: Primero, y suele suceder con niños de más corta edad, la posible influencia negativa de mi compañero/a de clase. Perciben que su hijo imita ciertas conductas no adecuadas. La segunda situación hace referencia a la relación poco apropiada de su hijo con algunos niños, por ser objeto de burlas o críticas, de carácter más o menos agresivas y/o humillantes. Preocupados preguntan ¿Qué podemos hacer?. Soy consciente que los padres viven este tipo de situaciones con angustia y sufrimiento porque observan, en sus hijos, conductas o comportamientos desadaptativos que afectan a todos los ámbitos de su vida (escolar, familiar, etc). Mi respuesta les sorprende: “ Estas situaciones son una oportunidad, no un obstáculo”. Quiero transmitirles la percepción de dar “protagonismo” a su hijo/a. Estas situaciones no se pueden evitar. No los podemos alejar ni aislar de niños/as o situaciones que implican enfrentamiento o disputas porque el conflicto forma parte de su vida y de su aprendizaje. Por ello, cambiemos el concepto de este tipo de situaciones no como amenazas sino como retos y oportunidades de crecimiento personal. Es una buena manera de aprender estrategias para regular las emociones y habilidades de asertividad, empatía y resolución de conflictos. Gracias a estas situaciones aprenderá a convivir y relacionarse desde la amabilidad, la honestidad, la confianza en uno mismo y en los demás, la compasión, la sensibilidad y el apoyo mutuo. Nuestro objetivo final iría encaminado a relacionarse mejor con los demás, respetando al otro y a sí mismo en su singularidad. Ahora bien, ¿Cómo hacerlo? Son las experiencias del día a día, las que adquieren, para los niños, un componente de aprendizaje significativo, relevante y valioso que formará su carácter y marcará su desarrollo. Así pues, nos serviremos de ellas para educarles, prepararles y practicar nuevas capacidades y habilidades, ampliando su bagaje de respuestas.
- El primer paso es ser conscientes que vosotros sois un modelo para vuestros hijos. En vuestro día a día, os enfrentáis a muchas situaciones que generan estrés, tensiones y la manera en cómo los resolvéis es fuente de imitación para ellos. Es vital mantener la calma (alejándose de la situación o de la persona que nos genera ese malestar, realizando otra actividad placentera, esperando y daros un tiempo), identificar qué creencias, intereses, necesidades y pensamientos están detrás de vuestra actitud, así como reconocer las emociones.
- Como padres, debéis interesaros por la vida social de vuestros hijos pero sin inmiscuiros. Solo debéis aseguraros que se siente a gusto.
- Fomentar actividades y talleres en los que existan intereses comunes. Los juegos cooperativos son idóneos para niños tímidos o que les cuesta relacionarse con los iguales. Ejemplo de ello, cualquier deporte de equipo en el que todos ganan trabajando en común por un mismo objetivo, scouts, etc.
- Aceptar y Validar. Estos son los dos pilares no solo para una buena educación sino para el bienestar emocional de los niños. Los padres debéis respetar la personalidad de vuestro hijo/a. Tenéis que ser conscientes que vuestro hijo no debe ser una proyección de vuestros miedos, temores, de vuestros deseos infantiles no satisfechos o vuestras experiencias erróneas del pasado. Ellos son seres singulares, particulares e individuales, que crecen, eligiendo su propio camino.
- Existen multitud de momentos para practicar, educar y ensayar estrategias favorables ante los conflictos tales como: la lectura de cuentos reflexionando sobre la actuación de los protagonistas, un final alternativo, preguntando cómo actuaría su hijo/a, etc. También podemos jugar juntos, toda la familia, de forma divertida para eliminar cualquier posible tensión existente. Esta la opción de juegos que fomentan la confianza en uno mismo y en los demás. Contribuyendo a crear una relación positiva entre todos como forma de prevenir los conflictos. Las dinámicas de relajación (yoga, mindfíilness) son idóneas para mitigar las tensiones internas y reconducir esa energía hacia objetivos más sanos mentalmente.
- Desarrollar actitudes de cooperación y negociación ante los conflictos. En el que las partes implicadas“ganen”. La persona/as con quien tenemos el conflicto no debe ser percibido como un “enemigo”. No tenemos que competir con él sino colaborar juntos para solucionarlo de una manera satisfactoria para ambos. Para ello utilizaremos diferentes técnicas como:
- Los “Mensaje Yo”: YO me siento (expresa la emoción)…. cuando tú (describes la acción que te afecta)… porque (explica como te afecta esa acción)… Y me gustaría (describes la situación que prefieres).
- Disco Rayado: Consiste en repetir una y otra vez lo que queremos decir, sin enfadamos, irritamos o levantar la voz.
- Banco de Niebla: Consiste en dar la razón en parte y, manteniendo a la vez nuestro punto de vista. Utilizando expresiones como: “es posible que…”, “quizás tengas razón en que”… “puede ser que.
- Hacer y recibir cumplidos.
- Ignorar: Consiste en ignorar la razón por la que el otro parece estar enfadado y aplazar la discusión hasta que se haya calmado.
Beatriz gascón irún
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